jueves, 8 de agosto de 2013

Disidente Vs dicente


El vocablo disidente se ha puesto de moda, pero es tan viejo como el papalote.



 
Los gobernantes cubanos dicen que los que practican esta actividad son cuatro gatos, pero no especifican si se refieren a los que se anuncian o incluyen a los anónimos.
Como nosotros somos veteranos -tal vez no por ser guerreros, sino por viejos- estamos plenamente seguros que el DSE sabe que son más de cuatro. Pero como no tenemos interés de especular con cifras, lo dejamos de ese tamaño.

Por las mismas experiencias  que nos asisten, sabemos que las actividades de disidentes o dicentes ayudan pero no determinan.

Ser disidente o dicente -a cara descubierta- se ha experimentado durante más de tres décadas.

     Los disidentes disienten y no avanzan.
     Los dicentes dicen y no resuelven, sino todo lo contrario, se enredan en su propio   lenguaje. El lenguaje promueve la dispersión.
La dispersión ha sido, es y será nuestro talón de Aquiles, en la lucha por promover el ejercicio del derecho a respetar los derechos de cada persona.

Las infiltraciones dentro de las lineas enemigas nunca caducan, se renovan y se tecnifican.

Las dispersión es caldo de cultivo propicio para sembrar cizañas generadoras de disgustos, divisiones y las deserciones de las buenas intenciones.

Cubanos todos, más que gobierno, más que oposición.
                             
                                         






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