No estamos convencidos de que a las personas adultas se les puede hacer conciencia.
Estamos de acuerdo con la enseñanza de valores en la primera educacion infantil.
Son invulnerables ante cualquier tipo de bombardeo ideológico que intente inducirles la duda y el desconcierto espiritual.
La frase lavado de cerebro, en el contexto doctrinal, está en contradició con la gramática.
Los adoctrinadores embotan, atascan, ampastan, embarran, ensucian...
Cuando una persona es "educada" dentro de esos desconcertantes laberintos sentimentales, -para revertir esos efectos- el trabajo que habria que hacer la gramática nos ayudaria a llamarlo lavado de cerebro.
Pero como nuestra vocación no es educar ni hacer transformaciones a las gentes, lo que hacemos es estimular y apoyar a las personas que fueron formadas asumiendo valores, que sean consecuentes con sus covicciones y que no estén comprometidas a servirles a algún ideólogo.
Nuetra misión es estimular la vocación cívica, la formación de instituciones autenticamente cívicas, en virtud de las necesidades de las gentes y no en función de intereses ideológicos.
Porque los derechos civiles no se reclaman desde los buroes de los partidos; se reclaman y defienden desde las calles, desde los balcones de las familias cubanas.
No es necesario hacer conciencia. Las convicciones cívicas cubanas siempre han estado por encima de las ideologías.
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